He tenido un sueño. Delante de mí estaba yo, mi otro yo. Ninguno decía nada. Ninguno hizo nada. Tan sólo nos mirábamos mutuamente. En paz. De pronto, empezó a caer una lluvia muy fina y mi doble se desvaneció. Me quedé solo, mojado, mirando al infinito y sentí una gran alegría. Y así dejé que aquella lluvia también traspasara mi júbilo.
domingo, 21 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario