viernes, 23 de abril de 2010

Compartir una sensación...

Hoy es un día extraño para mí. Mientras una avalancha de lectores se dirige a las librerías para adquirir su libro y su rosa, yo prefiero estar en casa corrigiendo por millonésima vez otra obra que tal vez pueda ser un libro del mañana, sentado en mi sillón preferido o tumbado sobre mi cama: suelo escribir con lápiz y acostado, costumbre muy gratificante, por cierto. Probablemente, los tipos raros como yo jamás irían a comprar un libro este día, sino en los demás días del año. Demasiada gente, demasiada concordia, demasiada curiosidad, demasiado comercio, demasiado ruido... Vivan el libro y la rosa para ellos. Para mí, como para otros, la esclavitud de escribirlos y de maniobrar entre las espinas.

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