A veces, cuando imagino cómo sería mi presencia después de muerto, me veo como un espíritu que vaga por mi casa, por ejemplo, a la deriva, encadenado a los dos mundos, escribiendo o leyendo libros de noche. Vaya, qué miedo, ¿no? Bueno, no se asusten. Si alguna vez sucede, compréndanlo, no habré podido evitarlo. Supongo que habré dejado pendiente algún libro por leer o algún texto por escribir.
lunes, 19 de abril de 2010
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