martes, 22 de junio de 2010

Escribir

Escribir para olvidar.
Como un santo bebedor de enfermedades incurables.
Un sorbo de luz.
Al estilo de las tradiciones ocultas.
Al estilo de principios de siglo.
Yo creo que a todas luces me he marchitado.
Porque todo ya no es igual que antes.
Y la vida sigue.
Y la vida sigue vomitando imágenes decadentes.
En una sociedad desahuciada.
Porque sí.
Por un rito de silencios incomprensibles.

Los griegos me creyeron desaparecido.
Porque yo ignoré mi antiguedad.
Soy un viejo creyente.
Soy un héroe olvidado por la historia posmoderna.
Caí en desuso.
Fui atacado por las panteras.
Fui destronado por las palabras.
Y olvidé mi nombre.
Pero mi sombra sostuvo mi angustia.
Gracias a ella escucho ahora los ecos de las pequeñas cosas.

Si algo quieres estás perdido.
Contempla mi crisis.
Mi permanencia en esta crisis.
No deseo estar en otro lugar.
Aquí me siento a salvo.
Porque abandono...
lo abandono todo.
Y no digo nada.
Como ahora.

Escribir para dormir.
Dormir en una noche de insomnio.
Dormir para olvidar.
Para entender este silencio que esconde todas las llaves del paraíso.

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