viernes, 25 de noviembre de 2011

Después de

Después de mi intervención en la sala Conca, antes de ayer fue el fin del rodaje, a unos metros se abría un supermercado del arte. Por fuera estaban artistas, curadores, profesores y algunos me vieron pasar de largo y me miraron, cargado con mis pinceles, pintura, utensilios, supongo que les llamaría la atención por eso o se preguntarían: ¿y este de dónde sale? Yo siempre bajo la cabeza cuando me miran así. Y pensé que prefería darle todo al Conco, (incluso lo más preciado para mí la energía de todo el proceso de creación todavía sigue en aquel lugar), todo lo que hice en esos 7 días se lo regalé, Jairo se quedó con un dibujo. Yo no tengo dónde meterlo, siempre estoy de aquí para allá y no tengo espacio, y prefiero dárselo a un amigo que me había ofrecido un espacio en su casa y se había portado muy bien conmigo. Y no sé por qué pensé que me cuesta entrar o participar en estos supermercados. Nunca he entendido bien estas cosas. Si alguien me lo pudiera explicar bien, tal vez lo entendería. Creo que soy un antiguo o alguien poco capaz de relacionarse con las personas que me causan una extraña ira porque sí. Y sé que tal vez no tenga razón, pero no lo puedo evitar. Porque la energía es lo más preciado y se ha perdido en estos lugares, los procesos, las intensidades, la esencia del arte mismo. Y me gustaría sentirlo, pero no lo consigo.

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