Adoro el silencio como respuesta al silencio. Adoro la soledad como el primer estado de la libertad. Adoro las miradas eternas. Sí. Adoro el porvenir, lo que vendrá después del ocaso... Adoro las palabras que galopan a la hora de las estrellas fugaces. Adoro la tensión que existe entre el dolor y ser libre. Adoro encontrarte, cuando ya no estás.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
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