Y... ¿qué más da, verdad? A estas alturas... ¿qué más da? La vida transcurre tan deprisa, que no es posible pretender que algo dure para siempre... Por muy hermoso que ese algo pueda llegar a ser..., siempre fracasa. Tal vez, una parte decisiva de la felicidad se encuentra en saber reconocer el fracaso de las cosas inmensamente hermosas... y sobrevivir a ello... El resto es literatura.
sábado, 10 de marzo de 2012
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