No hay razón para ocultarte, sueño. No hay una razón objetiva para no dejarte entrar. Salvo porque respiras muy despacio para mí. Tu aliento, sueño, huele a santo bebedor de luz. Y yo estoy borracho y casi muerto. Pero todavía ando despierto en la edad de dormir y cubro mi alma con una cortina de sombras.
(de Los cuerpos remotos, Ediciones Idea, 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario