domingo, 28 de abril de 2013

Una vez...

Una vez más la poesía me salva la vida. Porque no hay pasión, intensidad, dolor, crecimiento y disminución, lucha, desencuentro, vitalidad, engaño, piedad, muerte, reencarnación, alumbramiento, trascendencia y vulgaridad, desasosiego, felicidad mayor que mirar a los ojos y escarbar en el interior de esta bestia llamada poesía. "Quien lo probó, lo sabe". En muchos momentos he sentido que me desborda o que me ataca frontalmente, en otros, que me ama sin concesiones, que me devora, y en no pocas ocasiones, que no la siento como quisiera, así que feroz voy a por el poema y me dejo acuchillar por él hasta que mi alma derrame una pizca de verdad. Y ahí, paradójicamente, cuando muero, es cuando la poesía me salva la vida. 

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